lunes, 13 de junio de 2016


Decir que estás en contra de los homosexuales, es como decir que estás en contra de los árboles, del mar, del aire, de tus tíos, de tus vecinos, del sol o de la lluvia, es algo que existe y que pasa por tu vida como cualquier otro elemento que la conforma. 


Pero aún si alguien puede decir, no me gusta el viento, no me gusta el sol, no me caen bien mis tíos, no me gustan los homosexuales, no me gustan los árboles, eso no querrá decir que va a talar cuanto árbol vea, que va a querer apagar el sol o que va a desaparecer a sus tíos. 



En qué momento nuestra mente está tan enferma para creer que puede dañar algo con lo que no está de acuerdo. Nadie tiene la verdad, sólo su verdad y esa verdad funciona bien, aplicada a cada uno, no a alguien más. Eso se comprueba en todo. En cosas simples. Alguien pide sus echiladas sin crema, lo que no quiere decir que hay que acabar con la crema.  En fin, es cansado este tema que resulta tan obvio y que sin embargo ha causado tantas tragedias y dolor.

La sexualidad es algo íntimo. Por qué les intriga ofende y preocupa más la "homo"sexualidad que la "hetero"sexualidad. Está comprobadísimo que la locura, la perversión o el abuso no tienen nada que ver con Homo o Hetero. Gente buena decente y maravillosa hay entre ambos y gente loca, nefasta y dañiña, igualmente. 



Amparados en una tradición absurda basada sobre todo en la religión, discriminan sin pensar que todos somos discriminables. 



Qué pesar.


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