lunes, 19 de diciembre de 2016


Si no sabes hacer bueno tu propio camino, 
no encontrarás uno mejor.

 
@martamj32
il. de Mam'zelle rouge

jueves, 8 de diciembre de 2016

EL AGUA DEL GANJES
Alejandro Jodorowsky
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-Maestro – dijo un discípulo-, enseñas que Dios está en el interior de cada uno de nosotros, pero ¿cómo puede la divinidad, tan vasta como es, caber dentro de nosotros?
-Ve hasta Ganges y tráeme un litro de agua- le respondió el maestro al discípulo.
Cuando éste hubo traído el agua, el maestro quedó asombrado:
-¡Pero si ésta no es el agua de Ganges!…
-¡Por supuesto que sí, la he sacado yo mismo del río!-exclamó el discípulo.
-¿Pero donde están las tortugas, los peces, las gentes que en él se bañan, las embarcaciones, los cadáveres que arrastra y los monjes que hacen sus abluciones en él? Yo no veo nada de todo esto en ella. ¡No puede tratarse del agua en cuestión! ¡Corre a arrojarla al Ganges!
Cuando el discípulo regresó, el maestro le dijo:
-Ahora tu litro de agua, mezclado con el agua del río contiene tortugas, peces y todo cuanto le faltaba antes. Ésa sí que es el agua del Ganges.
Comentario de Alejandro Jodorowsky:
Somos ricos, infinitamente ricos, pero, a un determinado nivel de conciencia, no vemos más allá del litro de agua y no la inmensidad del río. Cuando estamos vinculados a la inmensidad, somos ricos de todo aquello que contiene.
Vinculado al mundo, avanzo con él. Tengo fuerza. Lo poseo todo. Separado del mundo, nada tengo.

domingo, 20 de noviembre de 2016




El cielo está despejado
pero en un rincón
-ansiosas-
ellas están a punto de lucir
sus nuevos vestidos de algodón.
 
      


                                                                 Marcia Trejo (Kikey)
Caían unas gotitas de silencio
y el patio poco a poco se tornó levemente luminoso
qué luz opaca esa
qué rara alfombra de invisibles florecitas.



Marcia Trejo (kikey)

miércoles, 9 de noviembre de 2016


Lumadessa prints

Los fantasmas eran limpios, ordenados y serviciales.
La casa estaba encantada.



@Antonomasico

domingo, 6 de noviembre de 2016


 
http://www.eluniversalqueretaro.mx/vida-q/18-10-2016/aurora-velasco-y-carmen-villoro-presentan-libros
Formado por Javier Diez de Sollano, Aurora Velasco, Kikey  Trejo, Adriana Merino y Santiago Diez, un 6 de mayo de 2004 nació El Grupo Editorial LA OTRA BANDA, con la publicación de la novela HASTA EL AÑO QUE VIENE... de Aurora Velasco, de ahí en adelante, viajes, libros, encuentros y sueños habrían de sucederse.

miércoles, 12 de octubre de 2016






Aunque creo que sí importa, parece que acaba por no importar cómo y de qué se construya uno. Y no importa en qué manos además de las nuestras, pongamos el corazón, porque igual irá de aquí para allá como una papa caliente. Y aunque tal vez realmente sí importen, tampoco sirven las certezas que alcancemos, ni los afectos que sintamos firmes, porque un día, muchos días, la ola de la vida nos revuelca y nos deja tirados; sintiéndonos golpeados, perdidos, ridículos, desorientados. 

Y lo único que podemos hacer es correr a resguardarnos al frágil castillo de arena que medio alcanzamos a construir en nuestro espíritu y quedarnos ahí quitecitos esperando que la próxima ola tarde en llegar .

lunes, 10 de octubre de 2016

El libro es jardín que se puede llevar en el bolsillo, nave espacial que viaja en la mochila, arma para enfrentar las mejores batallas y afrentar a los peores enemigos, semilla de libertad, pañuelo para las lágrimas. El libro es cama mullida y cama de clavos, el libro te obliga a pensar, a sonreír, a llorar, a enojarte ante lo injusto y aplaudir la venganza de los justos. El libro es comida, techo, asiento, ropa que me arropa, boca que besa mi boca. Lugar que contiene el universo.


Benito Taibo

jueves, 6 de octubre de 2016

DE PAPELES Y BASUREROS Por Elena Poniatowska
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En la ciudad de Querétaro había un excelente sistema de recolección de basura que ganó dos veces seguidas “La escoba de platino”, que brinda la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente a toda Iberoamérica. El centro histórico de esta joya colonial estaba extraordinariamente limpio. Los camiones repletos de cáscaras de naranja y calcetines agujereados pasaban en la noche sin estorbar a nadie. El actual alcalde decidió que era demasiado oneroso sostener ese sistema de limpia, corrió a todos los barrenderos y contrató a una empresa privada. Los resultados están a la vista.
De que México entero necesita una buena barrida, no nos quepa la menor duda. ¿Qué tiene que ver la barrida y la fregada con una reunión de escritores en Querétaro? ¿Quién va a recoger ahora nuestras hojas en blanco, nuestros borradores, nuestros actos fallidos, la multitud de flamantes palabras que salga de nuestra boca? ¿Quién se hará garante de nuestros esfuerzos de oratoria siempre renovados? ¿Qué diría Hugo Gutiérrez Vega de la acumulación de ideas y ocurrencias que vuelan en pasillos y salas de conferencias sin que alguien se responsabilice de ellas? ¿Qué pasaría si escribiéramos mejor y menos? ¿Qué diría el poeta Francisco Cervantes, gran amigo de Álvaro Mutis, quien ganó el Premio Heriberto Frías, otro gran escritor queretano? ¿Qué dirían nuestros ilustres visitantes al saber que nadie va a vaciar su papelera ni su vertedero de demasías cerebrales? Podría creerse que la basura y la escritura tienen poco en común pero estaríamos cometiendo una grave equivocación. Quizá podría explicárnoslo el queretano Fernando Jiménez, panadero de 26 años, quien acaba de terminar su carrera de psicología en la Universidad Autónoma de Querétaro y ha ganado dos premios de literatura. Alfonso Reyes tenía una cocinera que sacaba de su cesto papeles arrugados, los alisaba, planchaba y archivaba bajo el rubro: “Papeles rotos del escritor Alfonso Reyes”. Elena Garro nos contó que cada vez que atravesaba el océano en un trasatlántico perdía el manuscrito de “Los recuerdos del porvenir”. Efrén Hernández sacó de la basura los primeros cuentos de Juan Rulfo y le dijo: “Aquí hay unos detallitos”. Guadalupe Amor escribió en la bolsa del pan y con el lápiz de las cejas sus sonetos a Dios. Gabriel Guerra Castellanos publicó “Álbum de familia” de Rosario, su madre, y le hizo una mala pasada porque su destino era el del olvido, como bendito es el carro de la basura que todos extrañamos cuando se ausenta más de dos días y de nuestros despojos salen efluvios que todos quisiéramos olvidar.
Se supone que ninguna reunión de escritores, críticos literarios, lectores, futuros creadores y analistas tiene que ser un martirio pero si no pasa el camión de la basura a transformar en abono nuestros esfuerzos, el Hay Festival (que traducido al español es Festival de la Paja) ¿acaso cosechará las rubias espigas de la creación literaria?
(fragmento)
Septiembre 2016

viernes, 30 de septiembre de 2016

    Mi hermana de pequeña le dijo un día a mi madre que se había enterado que el ratoncito Pérez eran los padres. Como venganza, cuando se le cayó un diente mi madre le puso una goma de borrar debajo de la almohada. Mi hermana amaneció al día siguiente llorando y dirigiéndose a mi madre le gritó: -¡Pues prefería cuando no eran ustedes*!


del blog de lachicadelosbotones
"Los padres mienten"

* (adaptado del original donde dice: no erais vosotros)

miércoles, 28 de septiembre de 2016






Danzante en el Barrio de la Cruz
Querétaro, Qro. México.
14 de septiembre 2016


"Me parece admirable la capacidad que han tenido los indígenas de las Américas en perpetuar una memoria que fue quemada, castigada, ahorcada, despreciada durante cinco siglos. Y la humanidad entera tiene que estarle muy agradecida, porque gracias a esa porfiada memoria sabemos que la tierra puede ser sagrada, que somos parte de la naturaleza, que la naturaleza no termina en nosotros. Que hay posibilidades de organizar la vida colectiva, formas comunitarias que no están basadas en el dinero. Que la competencia contra el prójimo no es inevitable y que el prójimo puede ser algo mucho más que un competidor". 




Eduardo Galeano

martes, 27 de septiembre de 2016



Recordando al querido Hugo, 
a un año de su partida


Para todos tiene la muerte una mirada.


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,

como escuchar unos labios cerrados.
 


César Pavese
Versión de Carles José i Solsora
Pobre corazón sobresaltado,
en un tiempo lejano eras el alba.


Cesar Pavese
Versión de Carles José i Solsora

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Yo no puedo ser siempre el mismo, ni se lo exijo a la poesía. Lo único que le exijo es que exista: oscura, clara, racional, metafísica, danzarina, contemplativa, que hable sobre el mundo en el que vivo, el real, el imaginado, el efímero, el peligroso, el posible, el imposible, el que existe.  Y sé que la poesía siempre existirá también, con  todas sus máscaras, todos sus nombres y sus formas, todos sus poetas y sus lectores, como un elemento de la naturaleza.

Cees Nooteboom
Tr. Claudia Cabrera
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viernes, 9 de septiembre de 2016


Todas estas margaritas hechas pedazos 

y todavía no lo sé




Marcia Trejo (Kikey)

Todas estas margaritas hechas pedazos 

y todavía no lo sé




Marcia Trejo (Kikey)

miércoles, 7 de septiembre de 2016


Tengo más almas que una.
Hay más yos que yo mismo.
No obstante, existo.
Indiferente a todos.
Los hago callar: yo hablo.


Los impulsos cruzados
De cuanto siento o no siento
Disputan en quien soy.


Fernando Pessoa
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ASÍ, DE ESTA MANERA



162 besos, beso arriba, beso abajo
era lo que medía su cuerpo.
La medía para abarcarla de alguna manera,
porque lo que sentía a su lado
era imposible de concretar.

No es que la quisiera mucho,
no es eso, es difícil de explicar.

Yo la quería cien maratones,
la quería nueve océanos,
la quería doce toneladas de veces.

La quería como a las cosas que has perdido,
así, tanto, del todo.
La quería del todo.
En mi idioma y en todos los dialectos
que hablan las espaldas más rizadas del planeta.

La quería en bucle
como las canciones que nunca cansan,
esas que te salvan la vida
cuando no hay otro tablón al que agarrarse.

La quería ocho cordilleras, la quería un Himalaya, 
la quería sin reservas,         sin hucha,
sin ahorrar nada para luego.

La quería desde la punta del derroche
hasta la letra "n" con que hace su última pirueta
la palabra absolución.

La quería así, cinco patrias, 
doce mil palomas de la paz, 
seis trillones de delfines.

La quería mil silencios
y en todos los veinte continentes
la quería vestida de beso,   de espuma,    de estrofa,
vestida de ahora,      de luego,        de antes,
y cuando llenaba su cantimplora
con dos gotas del mar de Saturno
para emborracharnos de par en par.

Así la quería, así la quise, de tal manera.

Por eso no puedo llegar a explicarme,
ni paro de preguntarme
cómo demonios pudo ocurrir un día,
cómo diablos dejé de hacerlo.





Marwan

martes, 6 de septiembre de 2016

CARPE DIEM
Por Óscar dela Borbolla

En los últimos años he pasado, a propósito de mi conciencia de finitud, de un nivel que podría denominarse libresco a uno crudamente vivencial. La muerte, que en mi adolescencia fue un sobresalto y un dolor incomprensibles, se convirtió, con el paso de los muertos, en una actividad profesional: en el tema de mis reflexiones, de mis estudios, de mis escritos; con todo, no sé si es por mi edad o por la acumulación de cadáveres de prójimos muy íntimos, o por los naufragios personales -ya demasiados a estas horas- y que me han forzado a arriar mis sueños y navegar sin rumbo, o por todo esto y más, que la frase latinacarpe diem (aprovecha el instante) hoy se esparce como una ampolla de perfume que hubiera reventado para impregnarlo todo.
Carpe diem porque no hay, ni queda, ni habrá más que este instante en fuga permanente que me lleva, como a todo lo que existe, contra el muro que llamamos muerte, y que no me dejará pasar más adelante. Carpe diem porque es imbécil querer sostener lo insostenible, alcanzar lo inalcanzable y reconciliar lo irreconciliable; carpe diem porque ahora no hay más que este aquí y aquí no hay más que este ahora. Carpe diem porque por fin entiendo no la vida como un proyecto con su correspondiente sacrificio, sino como este instante que pasa por mis manos como una cuerda hiriente a la que suelto para que siga su camino mientras que yo me hundo.
Me hundo es un decir: la arena movediza donde estamos parados no nos traga de golpe; vamos y venimos por los días y los años sin plazo fijo y, eso sí, en cualquier momento el pantano se abre y nos engulle. Este es todo el asunto; pero es un asunto de tal envergadura que vuelve banales las cuitas y los triunfos, los propósitos de hondo calado y las semanas infecundas. Da enteramente igual y, por ello, carpe diem, pues siempre dejaremos una obra a medias, una conversación a medias, una amenaza sin cumplir.
Aprovecho el instante. ¿Qué otra cosa me ha ofrecido la vida sino instantes a los que mi necedad quiso ver hilados, concatenados, escalonados para llegar a algo? No había más que momentos aislados, sin relación los unos con los otros: momento únicos que el surtidor del tiempo iba disparando aquí y allá sin ton ni son y, con todo, me sostuve: escribí libros, logré entender algunas cosas, compartí mi tiempo creyendo que lo estaba invirtiendo para, un día, volver por él y recuperarlo, como si el tiempo fuera dinero ahorrado en un banco. Pero no había banco de tiempo ni inversiones buenas o malas; no había más que instantes que derroché en una cosa u otra.
 En una cosa u otra se va el tiempo y, por eso, carpe diem lo que me quede.

domingo, 28 de agosto de 2016

[923] 
Un libro es un corazón que sólo late en el pecho de otro.





@LuisBecerraO

viernes, 26 de agosto de 2016

EL ACTOR
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"El actor es una de las criaturas más frágiles que existen", dice Peter Brook en la película Can You See the Moon?, dedicada al trabajo de Yoshi Oida. Y, sin embargo, el contacto con un verdadero actor infunde una dimensión de enorme potencia. Tal vez la paradoja resida en que esa fuerza deriva de una capacidad de exponer la propia fragilidad, de ir más allá del miedo. Entonces se produce la metamorfosis.
Es un hecho tan poco frecuente ver a un actor. No es que falten profesionales de talento a la hora de representar un personaje. Pero no se trata de eso, sino del actor como alguien que "actúa" (lleva a cabo una acción) y con su presencia genera esa intensidad que permite olvidar las convenciones y los trucos del oficio, para proponernos una experiencia que no "representa" sino que "es".
Una de las grandes fuerzas del teatro, con sus múltiples variantes y aditamentos escénicos, consiste en esa presencia que no trata de imitar nada; capaz de transportarnos a una dimensión distinta, pero presente, concreta, íntima, donde la sorpresa y la verdad confluyen en un gesto simple y contundente, que nos hace partícipes de una realidad, no de un simulacro.



"YOSHI OIDA"
Por Javier Barreiro Cavestany

viernes, 19 de agosto de 2016


  LILA DOWNS
En tierra caliente la nieve llega en copos de colores. Sobre barquillos de galleta, la mirada esquía. No hay lagos de hielo firme, pero la lengua patina sobre duros bloques de limón. Aquí la nieve no cubre calles y tejados, se concentra en vasos donde los reflejos se tiñen de grosella. Las nevadas caen sobre todo los domingos y en los parques; los niños forman con los labios muñecos de aguapluma, los novios se convidan volcancitos de fresa y chocolate. Nieva casi siempre en primavera, cuando los habitantes tienen ganas de beberse el paisaje.




Carmen Villoro
#CarmenVilloro

martes, 16 de agosto de 2016

BUCEAR 

soy poeta: 
buceo en la sangre 

- a veces me atraganto en lo rojo 
y toco de cerca los huesos de la muerte - 

luego dejo 
que mi cuerpo vuelva 
a la superficie 

como el recién nacido 
que al respirar por primera vez 
sabe lo que deja atrás 
en el líquido que escupe 
y entra en el baile




Céline Rainoird

http://emmagunst.blogspot.mx/search/label/poes%C3%ADa%20francesa


lunes, 15 de agosto de 2016


LA VIDA EN PALABRAS
Por Óscar de la Borbolla

Cuando miro a mi perra echada en el tapete con la mandíbula encajada en el piso, en un oasis de paz beatífica no entiendo qué la inquieta; de un segundo a otro, para las orejas, ladra y su expresión de letargo muda como si hubiese advertido algo. La invito a callar con un “shist” que la apacigua y que la hace adelantar las patas y apoyar nuevamente en ellas la barbilla. Yo la miro y no entiendo.
Cuando mi perra me mira sentado en mi silla giratoria, con la nariz inclinada en la pantalla de mi tableta y en aparente paz; tampoco ella entiende por qué yo de pronto cambio de expresión y comienzo a tamborilear con los dedos en el teclado. No me dice nada, ni siquiera me lanza un ruido onomatopéyico como le hago yo; a lo más entreabre los ojos y contempla el modo como regreso a la quietud de un momento antes. Ella me ve y no entiende.
Ninguno de los dos entiende al otro y posiblemente ni siquiera cada quien a sí mismo. Yo miro las palabras que he dejado escritas, las leo, comprendo su significado y me pregunto: ¿Habrá en el mundo alguien que también quiera leerlas? ¿Alguien que sea un testigo amigo que se interese por lo que en este momento (único de mi vida, como todos) pasa por mi cabeza, baja por mis manos y queda escrito aquí? ¿Alguien que se interese en el paralelismo entre mi perra y yo? ¿Alguien que se moleste, se ofenda o se sienta burlado por el contenido absurdo de este artículo que le habrá hecho perder a estas alturas dos minutos y medio de su vida?
Releo mi confesión, miro a mi perra que sigue echada junto a mí compartiendo su vida conmigo, mientras que yo comparto nuestra vida con todo aquel que siga leyendo mis palabras hasta aquí.
¿De qué se trata esto? Se trata sencillamente de lo evidente: de retratar con palabras un instante y dejarlo aquí, para que vuelva a ocurrir cuantas veces sea leído; se trata de quitar el pretexto de una tesis o de una idea que me sirva de coartada para encontrarme con la curiosidad de un lector, o de muchos, y de enfrentar esa curiosidad con un instante mío, porque antes de escribirlo solo era mío.
Estoy, como en la foto, escribiendo esto que no es otra cosa más que un momento de mi vida; no es una reflexión como las que acostumbro, no es una idea que desenvuelvo. Es solo este rato de tamborilear en el teclado junto a mi perra. Un rato que se habría perdido para siempre si hubiera escrito otra cosa, un rato que ni yo hubiera recordado, del que ni siquiera me habría dado cuenta si no hubiera decidido escribir este autorretrato.
Ahora estoy aquí junto a mi perra y frente a un lector desconocido que cierra el círculo que me da existencia. Es un lector que sin saberlo él, ni conocerlo yo, le estoy dando existencia (esta particularísima existencia de lector de este texto) al escribir precisamente acerca de esto: de que mi perra está a mis pies, mientras yo tomo nota de lo que me está ocurriendo.
¿Y qué está ocurriendo? Pues que mi perra está tranquila y de pronto se inquieta, y que yo estoy quieto y de pronto escribo, y que ella no me entiende ni yo a ella, y que todo esto ocurre en la vitrina de este periódico virtual llamado SinEmbargo, al que ustedes se asoman, y aquí es donde está la verdadera nota: nos estamos comunicando pese a que nadie entienda nada: Ni mi perra a mí, ni yo a ella, ni usted a mi perra ni a mí. Nos hemos comunicado aunque los motivos de cada cual, incluyendo los de mi perra, sean inalcanzables. Ahí está para ustedes y para mí, y para siempre, lo que ocurrió en mi casa esta tarde.


Twitter

@oscardelaborbo

miércoles, 10 de agosto de 2016

Los balcones están siempre asomados a la calle, mirándola subir y bajar y dar vuelta en las esquinas. Mirando pasar a los señores con bastón de caoba; a los rancheros que arrastran las espuelas al caminar; a los indios que corren bajo el peso de su carga. Y a todas horas el trotecillo diligente de los burros que acarrean el agua en barriles de madera. Debe de ser tan bonito estar siempre, como los balcones, desocupado y distraído, sólo mirando.



Rosario Castsellanos
Balún Canán (fragmento)
ERNESTO EL EMBOBADO

Elena Estévez -española extremeña- era extraordinariamente elegante, exquisita. Emanaba efluvios enervantes; evidenciaba energía, espíritu. En escueto elogio: encantaba. Encontrándola empezaba el embrujo. Esto experimentó Ernesto Echegoyén, emigrante europeo, ex emperador estoniano. Enamoróse.
Encontrábase entonces Ernesto en el Ecuador, en “El Exeter”. Ella emergió en el espejo, esplendorosa, escotada, envuelta en encajes. Efectivamente estaba en escalera.
Enardecido, exaltado, Ernesto empezó espetándole exabruptamente escandaloso exordio:
¡Escaso ejemplar!
Ella, endiabladamente elástica, escapó, envolviéndolo en enigmático ensueño.
Ernesto estaba ebrio, en eclipse, en el Edén.
Elenita empezó esquivándolo. Empero enseguida entendiéronse. Escarceos en esquinas. Enternecidas epístolas. Enojos, explicaciones. Ensueños, éxtasis, etcétera.
Epílogo: enlace.



José María Méndez 

martes, 9 de agosto de 2016


lunes, 8 de agosto de 2016


 
  Habéis desobedecido mi orden, dijo el Señor a Adán y Eva. Y sin darles otra oportunidad, los despertó de golpe.

Ana María Shua

ANTIGUO CUENTO JAPONÉS


 En un antiguo cuento japonés el zorro desafía al tejón. Ambos son versados en las artes de la transformación: intentarán, por turnos, engañar a su rival.

A un costado del camino el tejón, que es piadoso, ve un templo. Adentro hay varias estatuas de Buda. Cuando está a punto de depositar su ofrenda, nota que una cola de zorro asoma desde atrás de una de las estatuas. Tirando de la cola, templo y estatuas vuelven a ser zorro.
El zorro sigue andando por el camino. Lo interrumpe el cortejo de un príncipe. Adelante va el ejército. De un empujón, un soldado lo aparta del camino. A continuación, en caballos lujosamente enjaezados, siguen los cortesanos, rodeando la litera del príncipe, que se asoma entre cortinillas de brocado. Una multitud de mendigos viene detrás, luchando por las piezas de cobre y de plata que los cortesanos arrojan. El zorro espera sin impaciencia. El último andrajoso tiene cola de tejón. Al tirar de la cola, todo el cortejo (ejércitos, cortesanos, litera, príncipe y limosneros) vuelve a ser tejón.
Entonces el zorro se transforma en antiguo cuento japonés y gana. Se invita al lector a descubrir la cola.



Ana María Shua
Cazadores de letras. Ed. Páginas de Espuma.2009