miércoles, 22 de junio de 2016


Aguarda. Para tocar a otro, es precisa la espera, la contención; como la manada aguarda el tiempo exacto para luego, morder su alimento, así las yemas de tus dedos guardarse deben. Y si es preciso, con entrelazados dedos fuerza su contención. Incluso, lícito es morder las yemas que pulsan, para aplacar la ansiedad, su intención.
Este tiempo ganado da espacio a los ojos, saetas afiladas en un jardín donde ondulantes sensaciones se abren al tiempo de mirar. Allí es Donde el tacto ocurre. El don del tacto a través de la contemplación. ¿Dónde más el tacto? Acaso esté también en la vibraciones de la piel que sueña que toca, mientras el ojo mira?




Fernando Carrera
Instrucciones para las yemas de tus dedos
Claudia Luna Fuentes

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