sábado, 7 de abril de 2012


   Con mucha frecuencia, en el amor, lo que más cuenta no se dice completamente o no se sigue diciendo. Y si se tiene la extraña fortuna de vivir con tenacidad el deseo, vale la pena tomar conciencia de qué tipo de adoración se ejerce. Reconocer, de una vez, que hacer el amor es simplemente el acto meticuloso y salvaje de convertir a la persona amada en una diosa. Y amarla en un acto que, aunque fuera por un instante, de pronto es infinito. 


Alberto Ruy-Sánchez.
Con mucha frecuencia, en el amor, lo que más cuenta no se dice completamente o no se sigue diciendo. Y si se tiene la extraña fortuna de vivir con tenacidad el deseo, vale la pena tomar conciencia de qué tipo de adoración se ejerce. Reconocer, de una vez, que hacer el amor es simplemente el acto meticuloso y salvaje de convertir a la persona amada en una diosa. Y amarla en un acto que, aunque fuera por un instante, de pronto es infinito. Por Alberto Ruy-Sánchez

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/05-04-2012/6114. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
Con mucha frecuencia, en el amor, lo que más cuenta no se dice completamente o no se sigue diciendo. Y si se tiene la extraña fortuna de vivir con tenacidad el deseo, vale la pena tomar conciencia de qué tipo de adoración se ejerce. Reconocer, de una vez, que hacer el amor es simplemente el acto meticuloso y salvaje de convertir a la persona amada en una diosa. Y amarla en un acto que, aunque fuera por un instante, de pronto es infinito. Por Alberto Ruy-Sánchez

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Lo que más cuenta no se cuenta Por: Alberto Ruy-Sánchez - abril 5 de 2012 - 0:02 Al filo de la red, COLUMNAS - 5 comentarios Con mucha frecuencia, en el amor, lo que más cuenta no se dice completamente o no se sigue diciendo. Y si se tiene la extraña fortuna de vivir con tenacidad el deseo, vale la pena tomar conciencia de qué tipo de adoración se ejerce. Reconocer, de una vez, que hacer el amor es simplemente el acto meticuloso y salvaje de convertir a la persona amada en una diosa. Y amarla en un acto que, aunque fuera por un instante, de pronto es infinito. Por Alberto Ruy-Sánchez

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Lo que más cuenta no se cuenta Por: Alberto Ruy-Sánchez - abril 5 de 2012 - 0:02 Al filo de la red, COLUMNAS - 5 comentarios Con mucha frecuencia, en el amor, lo que más cuenta no se dice completamente o no se sigue diciendo. Y si se tiene la extraña fortuna de vivir con tenacidad el deseo, vale la pena tomar conciencia de qué tipo de adoración se ejerce. Reconocer, de una vez, que hacer el amor es simplemente el acto meticuloso y salvaje de convertir a la persona amada en una diosa. Y amarla en un acto que, aunque fuera por un instante, de pronto es infinito. Por Alberto Ruy-Sánchez

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