miércoles, 4 de abril de 2012

   ...La vida es un camisón de fuerza que los demás nos ajustan, siempre esperan algo de nosotros: que sigamos fieles a nosotros mismos, que mantengamos nuestra palabra, que demos lo prometido; y si nos apartamos del cauce, de inmediato levantan indignados el retrato de lo que fuimos para exclamar con censura: “Nunca lo creí de ti”, o para decir entre lágrimas: “Me has fallado”, y uno tiene que recular, convertirse en la estatua que los demás aprecian, reasumir su papel y ejecutar por enésima vez la tullida representación de uno mismo con los parlamentos probados...


Oscar de la Borbolla
Asalto al infierno

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