domingo, 27 de octubre de 2013



El día de la coronación llegó.
Un ramo de flores en cada banca anunciaba el jardín que estaba al final del camino.
Los niños y niñas lucían como soles, como flores, como estrellas, como todo aquello que es o parece bueno.
La gente con sus mejores galas hablaba de la reina.
Todos coincidían en que ella era la correcta.

Mientras todo eso se alistaba en el gran salón, la habitación de la reina lucía en silencio y dos o tres caras asustadas e incrédulas rodeaban la cama. Ahí preciosa, tranquila y lejana, descansaba la mujer que quién sabe por qué razón, a punto de ser el personaje de esta historia, había huído en un viaje a bordo de un  transparente frasco de pastillas.




Marcia Trejo

No hay comentarios.: