martes, 30 de julio de 2013

Es preciso olvidarnos de la rapidez y ponerle nombre a las cosas: tucán, albatros, garzota, pavorreal. El jardín construye sus alas a fuerza de sombra y luz mientras una niña cuida el agua y las plantas (No todo era así desde el principio, pero de hoy en adelante la parota siempre tendrá máscaras y ahí pondrán su nido los pericos). La niña creció viendo nacer el mar ola por ola hasta que un día la sangre bajó por su entrepierna y los dioses dijeron que sus pezones estaban de luna. Ella buscó un caleidoscopio para jugar y dejó de ser virgen a la tercera vuelta.  



Víctor Manuel Cárdenas

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