lunes, 25 de junio de 2012

 
A veces te gusta alguien, alguien a quien le gustas
es más, te gusta por eso, porque te ha visto,
porque te has visto en sus ojos.
Y a veces decides vivir esa llama que se alza al viento.
Llama que mientras está encendida, deslumbra, calienta, ilumina.
Ese momento es un regalo y dura lo que dura la sensación
de abrir una caja muy linda, que tiene un moño, que tiene un papel de colores
que promete una sorpresa y que luego la cumple.
Pero esa promesa dada con amor,
esa promesa que tomamos en nuestras manos
y que casi acariciamos con ternura
no es para siempre.
A veces creemos que sí, aunque a veces sepamos que no,
lo que es un privilegio es la oportunidad de albergar en nuestro estómago
a esas revoloteantes mariposas migratorias.
 
Kikey
24 de junio 2012

1 comentario:

Silvia Herminia dijo...

Kikey eres genial, sabes decir muy bien lo que otros no, con tus palabras bien puestas nos regalas la posibilidad -que creíamos perdida- de abrir esa ventana a muchas cosas agradables que nos pasan y que a veces no sabemos su nombre.

SHRC