domingo, 27 de mayo de 2012

LAS DOS MARCIAS


    Cuando supe que en una librería de mi ciudad había un libro cuya escritora tenía el mismo nombre que yo, (que también soy escritora), quise escribir un cuento sobre una escritora que se entera de que hay otra escritora con el mismo nombre.
    Primero fui a la librería y tímidamente y con una gran curiosidad pregunté por el dichoso libro de la otra que se llama como yo, cuando lo vi, pegué un salto y quise dejar de verlo, pero lo  abrí, tratando de mirar lo menos posible el nombre de ella que al menos en la portada es exactamente igual que el mío.  Me encantó el principio, porque ella dice que la gente cree que los monstruos no existen, pero que ella sabe que sí, porque es uno de ellos.
   Me fascinó la idea de ser un  monstruo, pero inmediatamente recordé que ella no era yo.
Compré el libro e incrédula lo conservo en mi librero. Luego intenté escribir el cuento, pero, poseída todavía por la cruel y enloquecedora confusión, decidí mejor no hacerlo.



Marcia Trejo (Kikey)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

LAS DOS MARCIAS (continuación)

La otra Marcia -desde la portada del libro- atisba a su homónima. La ve recorrer la habitación, con el desconcierto como compañero. Entiende la deliciosa ironía de la causalidad y el gusto se le sale del corazón en forma sonrisa, el buen humor le inunda el cuerpo -¿de papel?- y le da valor...
Primero se asoma tímidamente, apenas un ojo detrás de la portada... como no sucede nada... el otro ojo reclama también su derecho a ver. Poquito a poquito, va dejando que su cuerpo emerja del libro morado.

Como su ¿otro yo? no se ha percatado de nada. La Marcia del libro se vuelve más audaz, desciende del librero, se acerca a la otra Marcia y, cuando parece que ésta va a detectarla, de inmediato se esconde en su sombra, es el mejor lugar, quién diablos revisa su sombra para ver si hay algo oculto en ella.

La otra Marcia, siente algo raro. "Deben ser mis nervios, no siempre encuentra uno a alguien que se llama igual, hace lo mismo y, además, disfruta su naturaleza monstruosa". La otra Marcia se relaja y opta por retirarse a dormir, finalmente es domingo por la noche y mañana inicia una semana llena de actividades.

La otra Marcia, deja que el sueño la envuelva, la mezca suavecito suavecito y la lleve a uno de sus sitios predilectos: los rincones de su inconsciente, a los que algunos llaman sueños, pero que ella sabe que es el escondite de sus cuentos antes de convertirlos en papel.

Marcia se sienta en el alféizar de la ventana, un rayo de luna ilumina su cara, esa cara tan igual a la de la mujer que duerme. Y se queda a velar su sueño. Quizá más tarde, toque suavemente la frente de la mujer que duerme, para darse cuenta que la realidad no es el mundo de los sueños de los que habitan dentro de los libros.

Marcia Trejo (Silva)

Irma Valeriano dijo...

Marcias gemelas: escriban juntas más relatos monstruo-maravillosos, fantaslocos, onírico-fabulosos...
Gracias por este diálogo que en cuento sería más creíble que la realidad (como siempre).
irma

Anónimo dijo...

Marcia y Marcia, escritoras ambas que esconden en sus sueños miles de cuentos antes de convertirlos en papel.Qué maravilla encontrarse en este medio, en estos tiempos.
Les mando un abrazo y deseo que sueñen mucho. Aurora