lunes, 21 de febrero de 2011


. . Esta mañana el clima y mi corazón me recuerdan y me hacen sentir en uno de esos días en Buenos Aires, cuando me despertaba en el hotel, salía de mi habitación, subía una larga hilera de escalones hasta llegar al último piso, me sentaba en una de esas pequeñas mesas con mantel azul y esperaba mis medias lunas, mi jugo y mi café... Todo eso... y el día apenas estaba por comenzar...

Ay Buenos Aires... qué regalo eres.









1 comentario:

Irma Valeriano dijo...

Así le pasa a uno... y cuando las nostalgias aprietan duro, hay que aceptar que ¡es tiempo de hacer maletas y lanzarse de cabeza y sin pensar a un lejanísimo lugar!!!!