viernes, 19 de marzo de 2010


Desde la mujer del tendero hasta Conchita la pelirroja, y desde Jesús el zapatero hasta Roberto que dirigía la escuela, todos, sin excepción, amanecieron con un terrón de azúcar en la punta de los labios. Sin embargo, los únicos en enterarse de lo sucedido fueron los que se besaron en la mañana.


Armando Romero


.

No hay comentarios.: