viernes, 6 de mayo de 2016

   Tímidamente abrí un ojo. El viaje por la mitología griega me había confundido. El sudor circulaba por mi cuerpo y se albergaba en los desesperados pliegues. La ventana abierta no era sino un marco del azul del día. Los árboles eran la estática imagen de la esperanza de un viento que nos negaba su visita.
    Despierta o dormida comprendí que las llamas del infierno me cercaban y entonces como si esa certeza hubiera bastado, acepté venida del espejo mi imagen de león cabra y serpiente y me conformé con ser una quimera.
    Por eso abrí tímidamente un ojo porque quería saber si seguía en esa siesta infernal o si había despertado.


  
Marcia Trejo (Kikey)

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