martes, 27 de enero de 2015

(De la revista VARIOPINTO / Pavel Granados)


Para entender a José Emilio Pacheco hay que tener una sola cosa muy clara: que la nostalgia es un engaño. Que todo lo que hay es una construcción que inventamos y en la cual quisiéramos habitar.
Con el fino trazo de su pluma fuente, José Emilio Pacheco le fue poniendo tache a cada una de nuestras esperanzas. ¿El Porvenir? Tache. ¿La esperanza de un mejor país? Quizá no. ¿El respeto al arte? Tal vez en otro siglo. Pero, ¿se puede disfrutar la vida diciéndole adiós a todo cuanto va pasando ante nuestros ojos? Quién sabe, ya no está José Emilio Pacheco para preguntarle. Su poesía puede servir de oráculo. Al azar, sale un poema, “Lección de estilo” (Siglo pasado (desenlace), Ediciones ERA, 2000):

***


Lección de estilo:
los sapos
a orillas de su charca,
bien sentaditos,
frescos, felices,
con la piel húmeda bajo el calor del verano,
parecen dar las gracias por su breve existencia.


 


José Emilio Pacheco
(30 de junio de 1939 - 26 de enero de 2014)
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