miércoles, 9 de abril de 2014

Aquella noche que no quise hacer el amor contigo, tenía miedo de muchas cosas, una de ellas era el fantasma de un embarazo, miedo a la noticia de un bebé que creciera en mi vientre bajo la sombra de una relación igualmente a la sombra. Te dije que no y me dijiste que los hombres también se embarazaban, te dije yo sé que sí, pero sabía que si no eras responsable ni para vivir una noche de amor, menos lo serías para compartir la vida de un bebé y la mía.

Han pasado tantos meses de esa noche y hoy, no sé por qué he pensado en eso, y he mirado a ese bebé que no hicimos, he mirado a ese hombre que eres y también al que no eres, y me han dado ganas de que nos hubiéramos atrevido, de que nos hubiéramos hecho ese regalo y que un día como hoy, fresco, con el viento que sopla acariciando, hubieras venido como cada tarde, como muchas tardes, a vernos como quien visita a un ser querido al que extraña, que lo hubieras o la hubieras visto, precioso, preciosa, chiquito, bailando, jugando, diciéndote, papá que bueno que vienes, y entonces nosotros nos miraríamos cómplices, dándonos cuenta de que ese momento ocurrió, ese momento en el que yo te regalé mi corazón (que no sé si recibiste o ignoraste), había dado un fruto, un fruto tan dulce que ahora para ambos sería el presente más increíble que podríamos haber imaginado.





Marcia Trejo  / Kikey

No hay comentarios.: