Fuerza de voluntad
Yo tengo
mucha fuerza de voluntad. La tengo aquí, en esta caja de madera con
incrustaciones de nácar. La caja era de mi abuelo paterno y vino con él desde
Beirut, pero estaba vacía. Ahora la uso para acumular los excedentes de energía
vital que de otro modo, ciertas noches, me provocarían insomnio. Obligada a la
oscuridad y la quietud, la energía vital se convierte en poco tiempo en fuerza
de voluntad de excelente factura que podría ponerme ahora mismo si quisiera, si
sólo tuviera ánimo para abrir la maldita caja.
Ana María Shua
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