Qué
pretensión la mía. Que te acuerdes mis palabras, de mis gestos, de mis
entusiasmos, con la misma fuerza con que yo me acuerdo del tono exacto
de tus ojos, como de miel oscura, casi transparentes cuando mirabas al
sol, casi negros cuando la media luz y el deseo te agrandaban las
pupilas.
Ana María Shua
"La muerte como efecto secundario"
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