Es preciso olvidarnos de la rapidez y ponerle nombre a las cosas:
tucán, albatros, garzota, pavorreal. El jardín construye sus alas a
fuerza de sombra y luz mientras una niña cuida el agua y las plantas (No
todo era así desde el principio, pero de hoy en adelante la parota
siempre tendrá máscaras y ahí pondrán su nido los pericos). La niña
creció viendo nacer el mar ola por ola hasta que un día la sangre bajó
por su entrepierna y los dioses dijeron que sus pezones estaban de luna.
Ella buscó un caleidoscopio para jugar y dejó de ser virgen a la
tercera vuelta.
Víctor Manuel Cárdenas
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