Conmigo no llegó el ramo de flores,
ni el vestido blanco, ni la risa.
ni el vestido blanco, ni la risa.
Sigo siendo esa chamaca, ya
medio vieja.
Ahora respiro pura ceniza,
aspiro.
Mi propia sangre me abandonó,
Mi carne cerrada, como una
piedra.
Me ahoga el olor de la sangre
pública,
Rueda en la calle la sangre
ajena.
Tanta, tanta muerte.
No hay nada más.
Carmen Boullosa
"La patria insomne"
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