Cuando los aparatos no funcionan
nos apagamos.
Juan Villoro
Regreso a casa
para saludar con cortesía
a una nueva soledad,
a abrir con cuidado
otra desesperanza
y sentir la fragilidad de la tarde.
Ya no quiero luchar.
Bajo la cabeza
y abro los brazos
para que nada estorbe
al impaclable tajo.
Esto, todo esto, Dios mío,
no me quejo, pero no es
como lo soñamos.
En lo alto del día
eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso;
el miserable héroe que escapó del combate
y apoyado en su escudo mira arder la derrota;
el náufrago sin nombre que se aferra a otro cuerpo
para que el mar no arroje su cadáver a solas;
José Emilio Pacheco.
Fragmento de "Éxodo”