Noches
y noches y noches
algunas
de tanto frío
otras
de todo lo contrario
siempre
con el corazón alborotado
expectante
siempre
a punto de que sí
aunque
tantas veces no.
Los
ring de madrugada
golpeteaban el techo de la noche
las calles empedradas de quieros
ansiaban nuestros pasos,
la ganas y el deseo
bailaban en silencio
una danza de besos
pero luego esa ola
que erosionó la orilla
que borró las miradas
que destruyó
los sueños.
Ya no se oye ese viento
ni el doloroso canto
de la gaviota herida,
nada se oye en la noche
solo los tristes grillos
que afónicos dormitan.
Se instaló el tal vez nunca,
el castillo de arena
se deshizo en la nada
nunca sabrán mis manos
dónde quedó esa noche
que viví en tu mirada.
17 nov 2017