Creo
que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las
fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti
tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada,
nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas
geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o
resistido de embajadas con cestos de frutas o agazapados flecheros, y
cada pozo, cada río, cada colina y cada llano los hallamos en noches
extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos. ¡Oh
viajera de ti misma, máquina de olvido!
Julio Cortázar
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