Es viernes, subo a la azotea, la ciudad con sus luces se extiende hacia el norte; sopla un viento tenue; yace sobre mi cabeza la bóveda celeste. Cierro los ojos para escuchar el universo sonoro de esta noche, de ésta mi ciudad. Es tiempo de descansar y extenderse en este mar de pequeños sonidos que anuncian la vida.
Alejandro Contreras
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