Estoy solo, porque los abrazos que vienen y van tienen siempre sus dueños , sus corazones... ya sé que no voy a poder existir eternamente: todo lo derrite el tiempo, es cosa sabida. Sólo espero una feliz ocasión en la que pueda entregarme por entero, como un soplo divino, al pecho de algún viajero, ... que esté ansiando enamorarse.
Aunque, la verdad, con esa luminosa esperanza en la mirada, hay pocos.
Miguel Ángel Mendo
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