Resting and waiting
viernes, 31 de enero de 2014
ESE ÁRBOL
Es falso que tragarse el carozo o la semilla de una fruta pueda provocar el crecimiento de un árbol en el vientre, un árbol que hundiría sus raíces en los riñones, en los intestinos. Esa rama florida que emerge poco a poco entre mis dientes amenazando con cargarse de fruta en el verano debe tener, entonces, otra explicación.
Ana María Shua
sábado, 25 de enero de 2014
Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien que sea así, y
no queremos ocultarnos ni ofuscarnos como si tuviésemos que
avergonzarnos de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su
rumbo; bien podemos cruzarnos y celebrar juntos una fiesta, como lo
hemos hecho - y los valerosos barcos estaban fondeados luego tan
tranquilos en un puerto y bajo un sol que parecía como si hubiesen
arribado ya a la meta y hubiesen tenido una meta. Pero la fuerza
todo poderosa de nuestras tareas nos separó e impulsó luego hacia
diferentes mares y regiones del sol, y tal vez nunca más nos veremos -
tal vez nos volveremos a ver, pero no nos reconoceremos de muevo: ¡los
diferentes mares y soles nos habrán trasformado! Que tengamos que ser
extraños uno para el otro, es la ley que está sobre nosotros: ¡por eso
mismo hemos de volvernos más dignos de estimación uno al otro! ¡Por eso
mismo ha de volverse más sagrado el recuerdo de nuestra anterior
amistad! Probablemente existe una enorme e invisible curva y órbita de
estrellas, en la que puedan estar contenidos como pequeños tramos
nuestros caminos y metas tan diferentes -¡elevémonos hacia ese
pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado corta y demasiado escaso el
poder de nuestra visón, como para que pudiéramos ser algo más que
amigos, en el sentido de aquella sublime posibilidad. Y es así como
queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuando tuviéramos
que ser enemigos en la tierra.
Frederich Nietszche
- Amistad de estrellas -
- Amistad de estrellas -
miércoles, 22 de enero de 2014
sábado, 18 de enero de 2014
¡Ah! Si tan sólo fuera tan simple"Si tan sólo hubiera gente mala por ahí cometiendo insidiosamente acciones malignas, y sólo fuera necesario separarlas del resto y destruirlas. Pero la línea que divide el bien y el mal parte el corazón de todo ser humano. ¿Y quién está dispuesto a destruir su propio corazón?
Alexander Solzhenitsyn
jueves, 16 de enero de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
MI NOMBRE
En inglés mi nombre quiere decir esperanza. En español tiene demasiadas letras. Quiere decir tristeza, decir espera. Es como el número nueve, como un color lodoso. Es los discos mexicanos que toca mi padre los domingos en la mañana cuando se rasura, canciones como sollozos.
Era el nombre de mi bisabuela y ahora es mío. Una mujer caballo nacida como yo en el año chino del caballo - que se supone es de mala suerte si naces mujer- pero creo que esa es una mentira china porque a los chinos, como a los mexicanos, no les gusta que sus mujeres sean fuertes.
Mi bisabuela. Me habría gustado conocerla, un caballo salvaje de mujer, tan salvaje que no se casó sino hasta que mi bisabuelo la echó de cabeza a un costal y así la llevó nomás, como si fuera un candelabro elegante, así lo hizo.
Dice la historia que ella jamás lo perdonó. Toda su vida miró por la ventana hacia fuera, del mismo modo en que muchas mujeres apoyan su tristeza en su codo. Yo me pregunto si ella hizo lo mejor que pudo con lo que le tocó, o si estaba arrepentida porque no fue todas las cosas que quiso ser. Esperanza. Heredé su nombre, pero no quiero heredar su lugar junto a la ventana.
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Sandra Cisneros.
"La casa en Mango street"
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